jueves, 5 de agosto de 2010

Crónicas Egipcias, día 2: el más cansado con diferencia.

Las 2 de la madrugada y suena el teléfono. De recepción avisan que es hora de levantarnos para ir al autobús. Levanto a los niños, se visten y bajamos armados con almohadas para dormir en el autobús. Tres horas nos separan de Abu Simbel, vamos en un convoy de autobuses y militares para "mayor segridad".

Vimos amanecer desde el autobús, sobre el desierto. Es muy bello. Llegamos a nuestro destino a las 6 de la mañana. Disfrutamos de los dos templos, con las expoliaciones del guia, a pleno sol. Pocas anécdotas en los templos. Únicamente que al entrar en el templo de la mujer de Ramses II, había un señor allí que al ver mi guia en la mano, me la pidió y resulto que había una foto suya a toda página.


Luego visitamos la presa, unos ¡¡¡50º centígrados!!!, para habernos matado....La peor parte en la cantera, donde esta el obelisco inacabado. Donde mi primo HH, se mosqueó un poquito por que no lo veía...

Y es que él esperaba ver un obelisco como los de Obelix, redondos. Todo esto antes de comer. A las 3 cogimos camido al pueblo Nubio, donde montamos en camello, tocamos cocodrilos y nos pintamos con henna. Sudamos lo más grande. También paseamos en barca por el Nilo.

Autentica odisea para subirte al bicho, yo me iba resbalando constantemente. La camella se llamaba Ranna y era de las más rápidas, me ataron 3 camellos detrás para q no pudiera salir a correr...
llega a todos sitios.....
Y esto no es todo, a las 6 nos reunimos con los pocos que no se apuntaron a la excursión del pueblo Nubio, nos dirigimos a Comombo, un templo maravilloso, donde tuvimos la primera lipotimia (mi mami), lo mas singular del templo son las momias de cocodrilos que se encontarron bajo el templo. Pero el museo donde las exponen ya estaba cerrado.

De ahí ya al hotel, cenamos, fuimos a la fiesta de las cilabas en la que lucí un bonito kaftan blaco, bonbacho negro y turbante rosa, elegido por el dependiente, que me iba, según el, mejor a mi tono de piel. Jugamos, bailamos...

Ya me acosté reventada, hasta las 6 de la mañana que volvió a sonar el teléfono

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